NORIAS DE AGUA (7ª PARTE)

NORIAS DE NUESTRO ENTORNO MÁS CERCANO (V)

Continuamos nuestro recorrido por las norias de nuestro entorno. Seguimos el curso del río, dejamos las Huertas de la Manga y nos detenemos en las Huertas de los Llanos.
Huertas de los Llanos: Existía una noria en el Término de Jauja, situada en el margen derecho, que está perdida. A unos cincuenta metros de la central hidroeléctrica, están sus muros y vecinos que regaban sus huertas con ella así nos lo confirman.


El edificio de la central comenzó su construcción en el año 1929.
La construcción se paralizó por la guerra civil. Durante la guerra civil las maquinas ya estaban en la central desmontadas.
A principios de los años 40 empezaron con el montaje y terminación de la obra civil de la central.
Algunos vecinos cuentan que, entre el año 1946-47, una riada volcó la noria, que era de hierro, y sus restos yacen en el fondo del río y nunca se encontraron. Hay que tener en cuenta que el río, en aquellos tiempos, era bastante profundo.
Al quedarse sin noria, construyeron una de madera. El carpintero fue un vecino de Benamejí, llamado Pedrillo. Dejamos constancia de esta información. Esta noria estuvo poco tiempo funcionando. Para poder terminar las obras de la central, en su totalidad, esta noria fue desmontada y le instalaron un motor de bombeo para el riego de las huertas. Dicho motor estuvo dos o tres años funcionando.

En el año 1951, comenzó a funcionar la Central Hidroeléctrica o Fábrica de la Luz, como también se le conoce, y las huertas empezaron  a tomar el agua de la cámara de carga. Desde entonces esta comunidad de regantes tiene una concesión de agua de por vida.   

Esta noria, en los últimos años de su vida, regó las fértiles huertas de unas treinta y dos familias de unos doscientos habitantes. En la actualidad, aunque el número de viviendas es superior, sus habitantes son 195, por lo que el número de personas se mantiene.

Por la “ZUA” la gente pasaba, sobre todo, familiares que vivían en estas huertas y en las Huertas de la Manga. Pasaban, incluso, con niños y niñas en brazos, sin poder evitar que el agua que desprendía la noria les diera un chapuzón, lo cual era de agradecer si era en verano, claro está. En este lugar había una pequeña isla, donde el río dividía sus aguas.  La “ZUA” la quitaron con un arado, tirado por Bueyes.

Como dato curioso, decir que en el año 1954, un vecino, llamado Miguel de “Pascual”, amante de las norias, construyó una pequeña, para regar parte de su huerta. Ésta era accionada a mano mediante una manivela. Una novedad, sobre todo, para los chavales que nunca habían visto una noria de agua funcionando. La ilusión de poder contemplar el pequeño espectáculo los llenaba de alegría y felicidad.

Reseñar que en las Huertas de los Llanos, la familia Moya García y en Las Huertas de la Manga, la familia Moya Sánchez disponían de un ingenioso método para el transporte de pequeñas mercancías. Estuvo en uso entre los años 40 y 60. Éste consistía en dos maromas de alambre amarradas a los árboles, que unían las huertas entre sí. En las Huertas de la Manga estaba en la Huerta de la familia López Gómez, en concreto en la huerta de Dolores y José aunque él era conocido como Baldomero. Por cada maroma circulaba un canasto en el que introducían la mercancía. En sus extremos tenían una cuerda amarrada al canasto para pasar sus productos, en su mayoría alimentos. Cuando los canastos estaban dispuestos sólo había que pegar la voz.  Era un medio ecológico, gratuito y libre de impuestos.  

Ya que estamos hablando de transportes, hay que decir que en estas huertas existió una barca de grandes dimensiones que comunicaba las provincias de Córdoba y Sevilla. Según testimonios de vecinos de Jauja, en tiempos la barca estaba ubicaba en las Peñuelas en la orilla de Badolatosa (lugar donde se encuentran hoy los motores de riego de los Bermejales). Debido a la dificultad para acceder con los carros a este lugar de gran desnivel y pendiente, se cambió su ubicación  unos metros más abajo a una zona más llana y con mejor acceso para los usuarios.
Esta barca transportaba carros, animales y todo tipo de mercancías, previo pago del peaje correspondiente. De Badolatosa salía el camino hasta la barca. Este camino es oficialmente “El camino de la Barca”.
Por la orilla de las Huertas de los Llanos, el camino iba cercano al río, en paralelo, siguiendo el curso del río y salía enfrente del actual molino, la Cooperativa San José.
En el año 1924, pasando el pueblo de Jauja se construyó el Puente de Hierro, en las orillas de Isla Quemada y Huertas del Duque. Pasando a ser la nueva vía de comunicación. Esta construcción supuso el fin de la existencia de la barca, después de prestar sus servicios durante siglos. 

El último barquero fue Francisco Romero Dorado, al que todos conocían como “Frasquito el de la Barca”. Este hombre vivía con su familia en una casa muy próxima al lugar donde se encontraba la barca.

Según vecinos de Jauja el agua para la aceña árabe, venía desde una “ZUA” hecha en el río, donde desembocan los dos arroyos de Jauja, llamados  ColoradoBlanco. El agua llegaba por un canal a través de un muro de piedras y barro. En tiempos lejanos, por comentarios de vecinos, según le contaban sus padres y abuelos, en la aceña había una noria. Dejamos constancia de ello sin tener otros datos más concluyentes. La noria podría regar parte de las Huertas del Duque o las posibles huertas que hubiese en lo que hasta el año 2006 aproximadamente, fue campo de fútbol llamado El Juncal. En su lugar hoy existe una piscina municipal. 
La piscina empezó a construirse en el año 2014-15 y fue abierta al público en el año 2019.


(Foto Adrián Ruiz: Lo antiguo y lo moderno se unen en esta foto)

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